Para mí el programa fue un “Wake Up Call”. El cual me hizo cuestionarme si realmente quiero seguir viviendo mi vida a medias.


Alexandra Gainza


Alexandra Gainza

Mi nombre es Alexandra Gainza, tuve la oportunidad de vivir el Programa de Liderazgo para Adolescentes de Life Perú a la edad de 15 años y la verdad puedo decir que el programa marcó un antes y después en mi vida. De repente, en ese momento no me di tanta cuenta, pero ahora que veo atrás puedo ver el impacto positivo que tuvo en mí.

A los quince años se está en plena adolescencia, en donde recién uno se está conociendo y tratando de descubrir quién es. Y esa era yo, una chica bastante insegura de sí misma, la que no sabía dónde pertenecía ni a donde debía ir. Sentía muchas veces que no encajaba, que era diferente, lo que generaba que me distancie de mi familia y amigos. Muchas veces pretendía ser una chica como las demás, no me había dado cuenta de que justamente, esa diferencia, era lo que me hacía brillar.

Cuando mi mamá me comentó del programa dije ¿Por qué no? Eso es algo que rescato de mí desde siempre, que me gusta salir de mi zona de confort. Fui con ella a que me cuenten del programa y fue así como decidí, junto con mi mamá, iniciarlo. La verdad es que no sabía muy bien a que me estaba metiendo, ni mucho menos, que me cambiaría tanto.

El primer día del programa fue cuando recién sentí nervios y recién me di cuenta en que me había metido. Estar tanto tiempo con un grupo de desconocidos y abrirme a ellos, definitivamente, no me generaba mucho entusiasmo; principalmente porque en ese entonces me costaba mucho conocer y abrirme a nuevas personas. Fue así como comencé el  programa con nervios, miedo, incertidumbre pero aun con todo eso decidí meterme por completo en esta experiencia.

Durante el tiempo que duró el programa hubieron altos y bajos, no voy a mentir. A veces me provocaba tirar la toalla y decir “ya fue” de que me sirve seguir con esto pero gracia a Dios no lo hice. Durante el proceso aprendí bastante, me hizo darme cuenta que no soy la única persona que se siente diferente, que no encaja con la sociedad. Cambió mi perspectiva de la vida en el sentido que no tengo que ser como todo el mundo ¿Por qué lo sería? Si mi personalidad es tan única que no tengo porque pretender ser alguien que no soy.

El programa me enseñó también que nada es tan malo como parece y siempre hay que arriesgarse a ir por lo que uno quiere. No importa lo que piensen los demás o que tan difícil pareciera que fuese, siempre y cuando no le hagas daño a nadie. Me di cuenta que ser amable no cuesta nada ni mucho menos te hace inferior a nadie, y que no hay mejor virtud que la autenticidad. Dos virtudes que pongo en práctica desde que salí del programa, las cuales han cambiado mucho mi relación con los demás y conmigo misma.

Al terminar el programa, era la misma persona físicamente, pero interiormente había cambiado mucho. Ya no era la chica insegura, alienada y con miedo a lo que la gente pueda decir de mí. Cambié mucho y la gente más cercana a mí lo comenzó a notar. La parte extraña y loca que me daba miedo que se conozca de mí, la dejé de esconder sin importar si a los demás le gustase o no; y tal fue mi sorpresa que las personas de mí alrededor empezaron a buscarme más y a querer pasar más tiempo conmigo.

Para mí el programa fue un “Wake Up Call”.  El cual me hizo cuestionarme si realmente quiero seguir viviendo mi vida a medias. Ahora, luego de varios años, me doy cuenta lo que cambió en mí. Me convirtió en una persona completamente segura de sí misma, orgullosamente diferente, que me proyecto y lucho por lo que quiero conseguir, que corta de su vida a las personas tóxicas y que siempre busca la forma de divertirse y vivir nuevas experiencias.

Si me dieran la oportunidad de llevar el programa de nuevo, lo haría sin pensarlo; y si tú me preguntases si vale la pena, la respuesta sería ¡Definitivamente! Es normal que existan dudas ante algo nuevo pero nunca vas a saber que tan bueno es, si jamás lo intentas.

 

Alexandra Gainza – Lima 20



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