Llegué a tus brazos viviendo en el pasado, herido y enjaulado, a vista de una estrella, una ilusión y otra mentira, buscando una razón, un rumbo y un propósito, para ver el pasado del futuro, un sueño reencontrado, un futuro a tu lado, y un cierre para mi pasado. Y encontré un pozo sin fin, lleno de esperanza, amor y apoyo.
La pieza clave de mi existencia eras tú, la importancia de mi verdad, la trascendencia de un nuevo comienzo.
Quería ver algo distinto en esa refracción realista, algo más que una evasión a mi ser, una pérdida de apoyo, una hermosa perfección, seguida de tu amor; y fue así, confié con mi corazón, cerré mis ojos, tomé acción, y vi cómo los sueños se hacen realidad, cómo se llega a un David. Y descubrí algo más que no había podido realizar, apoyando a mi reflejo, guiando a un amigo, y comprendí que ese miedo, ese tormento, esa inseguridad y ese dolor, pertenecían al olvido, pues hoy te tenía a ti, guiándome en las buenas y en las malas, abandonando las viejas mañas, para encaminarme hacia nuevos horizontes y límites, donde nuevos retos aparecerían, donde nuevos éxitos habrían, y donde encontraría el verdadero tesoro que tanto buscaba.
Y no sería algo material, pues tal vez jamás siquiera mis ojos disfrutarían su espectro, pero yo vería su efecto en mis triunfos y en los tuyos, sin olvidarme de mis raíces, de mis amigos, de ustedes porque Lima 7 somos todos nosotros y siempre seremos un equipo.
Gracias Life, gracias Carlo, Kachito, Ruth, Eric, Euding, Cecy, Ana María, Katia, y todos los que nos apoyaron en este proceso.
Jamás los olvidaremos.
José Miguel – Lima 7